En la pasada columna mencioné que los atributos que damos por sentado para que un equipo se considere “grande” son su historia, títulos, afición y trascendencia internacional. En esta hablaré sobre el dinero como otra cualidad de grandeza.
Para la lógica capitalista, la existencia está supeditada a las posesiones. En este pensamiento, la gente es gracias a lo que tiene y lo que compra; en otras palabras, gracias al poder adquisitivo. El futbol no escapa a esto. Por lo tanto, el análisis no puede dejar de lado la variable monetaria.
¿Por qué en la liga española el Real Madrid y Barcelona dominan la tabla? Porque tienen divizas suficiente para pagar contratos a jugadores del nivel de Cristiano Ronaldo. El dinero da campeonatos. Esta lógica capitalista nos ha enseñado que con esto se puede construir dinastías y que, sin el respaldo de empresas, jeques o petroleros, ningún equipo puede adquirir a un jugador élite, uno de esos cracks cuya carta puede tasarse ¡en más de 80 millones de dólares!
A diferencia de otras épocas, ahora las grandes dinastías pueden aparecer en clubes impensados, como Manchester City o Chelsea. ¿Qué eran estos equipos antes de los petrodólares? Nada. Sin el dinero de Abramovich, el Chelsea tenía 1 liga, 3 FA Cup y 2 Recopas. Manchester City descendió a segunda división, dos ligas y tres FA Cup: se trataba del vecino perdedor del United. Antes del dinero catarí, el PSG tenía dos ligas y siete copas. No fue hasta que hubo millones en sus cuentas, que estos tres equipos empezaron a alcanzar la gloria de los títulos. Los títulos traen afición, nada más hay que ver el número de seguidores de PSG en Instagram a la llegada de Messi.
El futbol también se define por clases, y los poderosos tienen la ventaja del dinero. City, Chelsea y PSG cayeron en la órbita del petróleo y ahora tienen figuras y campeonatos. Me duele decirlo, pero sí, el dinero otorga grandeza, y si a estos tres equipos les falta historia, el dinero se las dará porque su capacidad adquisitiva se los permite.
Habrá nuevos grandes. En este hermoso deporte aún existen momentos para alegrarnos cuando el dinero no es suficiente para obtener títulos, aunque sean menos frecuentes, y hay “grandes” que siempre se recordarán por su forma de juego. Este tema lo trataré en la tercera parte.